(Madrid, 23 de noviembre de 2016) Una pequeña parte de los empresarios –y de los hombres de empresa– y una gran parte de los políticos –y de los funcionarios– gobiernan mal, y gobiernan mal porque no saben y –como no saben– no pueden hacer las Acciones del “Buen Gobierno” y –por tanto– han tenido que inventar otra cosa que es las Acciones del “Mal Gobierno”: Prometer, Inventar, Decir y Dar Explicaciones.    

Prometer significa siempre lo mismo. Los que quieren gobernar y los que gobiernan –los que saben y los que no saben– prometen cosas. Unos prometen cosas razonables y otros prometen cosas no razonables.   

Los que no saben tampoco saben trabajar y –en vez de ello– se inventan una realidad que no existe, que no responde a las necesidades y las expectativas de los que van a ser afectados por las consecuencias de su gobierno.    

Los que no saben no hacen y –en vez de hacerdicen. Hablan y hablan de muchas cosas, de maneras poco coherentes y siempre acusadoras de otras partes y de otras personas. Dicen siempre bien de ellos y siempre mal de otros.

Y, como los resultados son pocos y pobres, no pueden dar cuentas y –en vez de dar cuentas– dan explicaciones. Explican y explican cosas y cosas que no tienen que ver con lo que deberían hacer. Se convierten en explicadores de la ineficacia y –como necesitan explicar– necesitan la ineficacia, que se consolida.

Las democracias buenas tienen un “Buen Gobierno”. Las democracias malas tienen un “Mal Gobierno”. Es fácil distinguir entre unas y otras y el hacerlo resulta un ejercicio interesante porque –una vez instalado el “Mal Gobierno”– echa raíces y origina en la sociedad afectada un declive difícil de recuperar y –muchas veces– irreversible.

José Luis Méler

Ex-presidente