La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), la Sociedad Madrileñade Geriatría y Gerontología (SMGG), la Confederación Española de  Organizaciones de Mayores (CEOMA), la Unión Democrática de Pensionistas (UDP), la Asociación de Empresas de Servicios para la Dependencia (AESTE) y la Asociación Madrileña de Atención a la Dependencia (AMADE) manifestamos:

Uno de los epicentros de la lucha que estamos librando contra el COVID-19 está en las residencias de mayores, sobre todo en Madrid. En muchos casos se trata de centros sociosanitarios cuyos equipos están formados por profesionales de primer nivel, con las mismas titulaciones que en los hospitales. Desde el principio de esta crisis están trabajando con una entrega absoluta, dejándose la piel día tras día y arriesgando su salud para evitar contagios y cuidar de los residentes.

Estos profesionales realizan su labor sin contar muchas veces con todos los medios ya que, como sucede en los hospitales, la mayoría aún no han recibido los equipos de protección, ni los medicamentos prometidos, ni los tests de detección rápida PCR.

Y a pesar de todos los esfuerzos, el virus ha entrado en muchos centros, de la misma forma que lo ha hecho en hospitales, casas, comercios y oficinas.

Los familiares de los residentes viven con el corazón en un puño. Por más información que se les proporcione, nada puede acallar la angustia que sienten por no tener contacto físico con sus seres queridos y por no poder comprobar en vivo y en directo que todo se está haciendo bien.

Por todo lo anterior, los representantes de usuarios, médicos y empresas del sector, apelamos a la responsabilidad de las autoridades y a los medios de comunicación por su tratamiento a las residencias de mayores, porque afecta de forma directa a la buena gestión de la crisis. Entre los profesionales existe un profundo malestar por el descrédito y las continuas críticas hacia la labor realizada en las residencias. Reclamamos que no se lancen acusaciones genéricas contra el sector.

Este tratamiento tiene consecuencias graves: está generando un mayor pánico y preocupación entre los familiares de los residentes. Está provocando un estrés añadido a los miles de trabajadores de residencias que en estos momentos se desviven por cuidar de nuestros mayores. Y hace mucho más difícil la contratación de personal para cubrir las bajas, ya que muchos sienten rechazo por trabajar en este sector.

Pedimos que se entienda la gravedad de la situación y que se actúe con rigor y ética al informar acerca de las residencias. Por la salud de todos, también la de nuestras personas mayores.

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