UN SACRIFICIO MARAVILLOSO

No hay sacrificio más noble y menos interesado que los esfuerzos que los padres hacemos –a lo largo de nuestra existencia– para lograr que nuestros hijos gocen de una protección adecuada desde el punto de vista personal, económico, médico y educativo para disfrutar de una vida plena y ayudarles a construir su futuro. 

Esta entrega muestra su razón de ser en el amor que, a su vez –de manera incondicional– sentimos los padres por nuestros hijos. Es probable que no haya sentimiento más fuerte y potente que la relación paterno-filial, la cual requiere un enorme compromiso y generosidad. 

A nadie se le escapa que nuestra realidad del “día a día” hace que haya aumentado el esfuerzo y la dedicación de los padres, que nos sacrificamos a diario por nuestros hijos, por poder ofrecerles un futuro mejor. Además, estos esfuerzos suelen ser ocultos, con el único objetivo de no trasladar a los hijos las dificultades que se atraviesa. 

Desde mi punto de vista, el equilibrio adecuado entre garantizar el futuro de nuestros hijos –sin tener que hacer grandes renuncias– radica en tener claro qué queremos  para nosotros y para nuestras familias, y saber con qué ayuda podemos contar –en cada momento– para lograrlo. 

Disfrutar de las pequeñas cosas –dejando a un lado las preocupaciones– disfrutar del tiempo con la familia y los amigos, son pequeñas píldoras de felicidad que tienen un gran valor para hacer ese ejercicio  de balance vital, que nos hace estar en equilibrio, sentirnos protegidos y –lo más importante– sacar más partido a la vida.

José Luis Méler y de Ugarte
Presidente