Tenemos la idea errónea de que cuantas más horas trabajamos, más producimos y –obviamente– no es lo mismo trabajar que producir. Actualmente, tener un trabajo se considera un lujo y, por diversos aspectos como: el miedo a perderlo, la competencia, la lucha de precios, la presión del cliente y la del jefe, estamos dispuestos a trabajar más tiempo y cobrar menos. De esta forma, la rentabilidad de nuestro puesto crece.
Pero no siempre trabajar más horas implica ser más productivo, y mucho menos cuando los horarios son poco flexibles. España sigue a la cabeza –desde hace ya muchos años– entre los países europeos con la Jornada Laboral más extensa –280 horas al año-. Sin embargo, vamos los últimos en cuanto a productividad. Según la RAE, la productividad es la relación entre lo producido y los medios empleados –y aquí está la clave– en que los medios sean los adecuados, para que la productividad aumente.
Empezamos a trabajar a las 9 horas, contamos con un descanso para comer que ronda la hora y media o dos horas, y terminamos –no se sabe bien cuándo– pero en raros casos antes de las 19 horas, ya que en España impera el presentismo. Estos horarios raramente son flexibles, no concilian y no son productivos.
Las empresas españolas pretenden “atar” al empleado a la oficina, incluso se puso de moda ofrecer “beneficios sociales” capaces de resolver sus necesidades cotidianas (guardería, tintorería, gimnasio, comedor, incluso cine…). No obstante, el trabajo tiene su tiempo, y el ocio, familia, deporte…, el suyo.
La racionalización del tiempo de trabajo es fundamental para conseguir una mayor productividad, además de otros beneficios necesarios como: mejor balance entre vida Laboral y Personal, mayor retención y atracción del talento, flexibilidad de espacio y tiempo, optimización de costes, reducción de absentismo laboral, responsabilidad social corporativa, apoyo al rendimiento escolar, hábitos saludables, favorecer la igualdad y –en definitiva– mejorar nuestra calidad de vida y dar mayor valor al tiempo.
José Luis Méler y de Ugarte
Presidente