EXCELENCIA EMPRESARIAL Y LIDERAZGO

(Madrid, 24 de febrero de 2016) La excelencia es un atributo reconocido desde fuera y ganado desde dentro –durante mucho tiempo– con mucho esfuerzo, y en un recorrido donde los errores y los fallos suponen siempre oportunidades de aprendizaje y pasos hacia atrás, para volver a recorrer un camino ya andado. 

Por eso, cuando a una Empresa la llaman “excelente”, eso es más que un piropo, más que una alabanza –es casi un título– aunque siempre temporal y con fecha de caducidad. La excelencia se trabaja, se consigue y –después se come– porque es un importante alimento espiritual. 

Llamar a una Empresa “excelente” es establecer una síntesis de un conjunto de características que conforman una realidad que se traduce en una imagen deseable, que gusta, que atrae –incluso que seduce-. A la hora de establecer el contenido de esa síntesis, pueden incluirse unas cuantas referencias, pero hay una que enmarca –por decirlo asíla excelencia de la excelencia. 

Es el liderazgo, un liderazgo real y completo. La mayor parte de las Empresas están sobredirigidas e infralideradas. El “management” es una buena disciplina, pero para muchos directivos es un vicio y –cuando esto ocurre– no existe liderazgo. La consultoría está de moda, pero la consultoría echa raíces en las Empresas sobredirigidas e infralideradas. 

El liderazgo real y completo es un liderazgo hacia dentro y hacia fuera. Hacia dentro, manifestado en los equipos y en la cultura, en la visión, la misión, los valores y los principios, en la posesión de un nicho de negocio ocupado con la fuerza y defendido con las armas. 

Hacia fuera, manifestado en un respeto, en una imagen, en una presencia y –sobre todo– en una voluntad reconocida de querer cambiar el mundo, para lo cual la Empresa líder y sus líderes ejercen la importante labor de un liderazgo social.

José Luis Méler y de Ugarte
Presidente