EUROPA. UN MAL PRINCIPIO DE SIGLO

(Madrid, 17 de febrero de 2016)

Los finales y los principios de siglo están sólo en las mentas de las personas. El tiempo es lineal, pero las personas le ponemos picos y valles, retocamos nuestra pequeña historia y ponemos en el futuro los trozos que le faltan o quitamos los que le sobran, y así vamos construyendo nuestra gran historia, compuesta siempre de verdades y no verdades que van mezclándose en imágenes donde se refugian las conciencias y se afirman las voluntades. 

Por todo ello, en el reciente final de un siglo de dos ceros y en el principio de un siglo de tres, se han hecho tantos resúmenes y se han planteado tantas profecías como nunca antes, excepto en la oportunidad de hace algo más de mil años, una bisagra de la historia en la que muchos pensaron que no habría página siguiente. 

El tiempo continúo su línea y han pasado algo más de otros mil años. Ha sido buen omento para mirar otra vez a la historia, para saltar otra vez al futuro y –desde allí– mirar este presente con mirada distinta. 

Los deseos se enfatizan en los finales de siglo y las promesas se labran en los principios de siglo, pero parece que –en estos recientes– el mundo se duerme y las memorias se apagan, así que deseos y promesas cabalgan ya sobre una inercia perezosa que instala progresivamente el conformismo de la mediocridad. 

Europa se ha olvidado de sus proyectos, Oriente le planta cada vez más cara a Occidente y ha comenzado una guerra que cambiará casi todo lo cambiable. Y el Sur se ha puesto en marcha hacia el Norte y lo está invadiendo. 

Estados Unidos está perdiendo el alcance de su intervencionismo por haberse pasado en alguna de sus intervenciones y Europa está perdiendo su capacidad de iniciativa por no haberse querido mojar cuando debía. La cuña de Oriente tiene cada vez más espacio para profundizar en un mundo que se separa por no querer juntarse. 

Un principio de siglo malo que sólo tiene un perdedor –que es Europa que no ha querido construir un mundo mejor cuando podía y que no va a poder construirlo cuando quiera.

José Luis Méler y de Ugarte
Presidente