ENTRAR EN LA CRISIS

(Madrid, 27 de enero de 2016)

En la historia de la humanidad ha habido muchas crisis, y todas han sido parecidas. Unas han sido locales y otras globales. Unas han sido frías y otras calientes. Pero todas han sido parecidas.

Una clasificación de la crisis que puede ser útil es la que distingue entre crisis bélicas y financieras. Las primeras las hacen los políticos y se sirven de los banqueros. Las segundas las hacen los banqueros y se sirven de los políticos. Es decir, que siempre son los mismos, probablemente porque no pueden ser otros.

En cualquier caso, en las crisis se entra y se sale. Siempre se ha salido, hasta ahora. Y también –en cualquier caso– siempre las crisis han sido consecuencia de relaciones espúreas entre la banca y la política. Las crisis siempre han dividido a las personas en tres categorías: los políticos, los financieros y los sufridores.

En el mundo empresarial existe un axioma de oro que sirve –con buenos resultados– para abordar la solución de los problemas: “El que es una buena parte del problema no es una buena parte de la solución”.

En esta crisis actual –que tiene casi todo de financiera– los banqueros y los políticos –como son los culpables– son una buena parte del problema. Y también quieren ser una buena parte de la solución, contradiciendo el axioma de oro. Y –a consecuencia de ello– la solución no va a ser igual de efectiva en todos los países. La experiencia es que los Gobiernos Conservadores han sacado a sus países de la crisis antes y mejor que los Gobiernos de Izquierdas.

Todos los países han entrado en esta crisis casi al mismo tiempo –pero no todos van a salir de ella al mismo tiempo– porque esa efectividad es consecuencia de características y condicionantes que van a ser determinantes en el establecimiento de las estrategias de salida, en las fortalezas que van a hacerla posible y en la velocidad de acercamiento a ella de cada país.

 

José Luis Méler y de Ugarte
Presidente