EL FUTURO SE ESTÁ YENDO DE ESPAÑA

(Madrid, 27 de abril de 2016) En el mundo empresarial, cuando se habla de futuro, se suele hablar del buen futuro o del futuro bueno, ese tiempo por venir en el que ponemos nuestro destino y nuestros sueños. En este sentido –y con esa frecuencia– el futuro suele generalmente estar asociado a buenas intenciones y deseos, a felicidades a conquistar con el trabajo, el buen hacer y la suerte.

El futuro parece así un intangible que vive en nosotros, en ese yo que queremos ser y que queremos hacer. Vamos por la vida con un pasado que –en el mejor de los casos– es historia, en otros es humo porque es inventado, y –en el peor de ellos– es herencia inolvidable a olvidar.

Vamos por la vida con un presente –fuente de emociones y sentimientos– que siempre duran más que lo que tarda el presente en ser pasado. Pero –especialmente– vamos por la vida con un futuro de sueños posibles y, también –menos posibles– que son el motor de nuestro ser y de nuestro estar.

En algún momento del año 2015, el futuro se ha alejado de España. Pero se está yendo el futuro bueno, el de los sueños posibles, el de las posibilidades soñables. Se está yendo el futuro y hoy no sabemos donde está. Estará –probablemente– en el escondite de los futuros que han huido de las sociedades y de los países que –con sus actuaciones– han perdido el derecho a tener un buen futuro.

Es posible que el 20D el futuro de España estuviera en las urnas vacías y no estuvo después en las urnas llenas.

Ahora tenemos una nueva clase política que –soportada por la indignación de los indignosha inventado el “progresismo” sin progreso, que consiste en hacer: difícil lo fácil, transparente lo absurdo e incomprensible lo razonable, que consiste en: romper los moldes buenos y dejar los otros moldes sin referencia de aquellos, que es equivalente a inventar el progreso sin valor; y, como el futuro sólo está donde hay progreso con valor, el futuro se está yendo de España.

José Luis Méler y de Ugarte
Presidente