CANTIDAD Y CALIDAD

Cada día se habla más de “democracia”. Mejor dicho, los políticos hablan cada día más de “democracia”. Merece la pena analizar esta situación porque, si la “democracia” fuera un dato cierto –no se hablaría tanto de ella– pero se debe –precisamente– a que la democracia no es un dato cierto en muchos casos y –por supuesto– en el de España, cuyo grado de incertidumbre ha crecido en los últimos años. 

La democracia es –fundamentalmente– un sistema político, pero sólo alcanza una razonable certidumbre cuando se hace –también– un sistema socioeconómico. No se puede evitar que la democracia sea un sistema político pero –sólo cuando está practicada y vivida por buenos políticos– alcanza la categoría de sistema socioeconómico. Las buenas democracias necesitan de buenos políticos –es decir– de políticos preparados y honestos. 

La democracia buena necesita de gente preparada –es decir– de gente con estudios, conocimientos, capacidades y habilidades, y que estos activos intelectuales hayan sido construidos fuera de la política, porque la política no es buena como primera escuela –y sólo es buena como segunda escuela– cuando el sistema político es –también– un sistema socioeconómico. La necesidad de tener gente buena en la política es elemental y prentoria. El riesgo de no tener gente buena en la política es grande, y las consecuencias de vivir con ese riesgo son siempre muy caras y de difícil superación. 

Si analizamos el mundo de la política –y su recorrido en los últimos 30 años- podemos observar un crecimiento sustancial y de difícil justificación del número de políticos en casi todas las democracias –en una más acentuado que en otras-. En este crecimiento, la relaciónes decira más cantidad de políticos menos calidad de políticos ypor endemenos calidad de política.

José Luis Méler y de Ugarte
Presidente