37 AÑOS Y AÚN NO ESTAMOS CONSTITUIDOS

Las empresas necesitan –para su desarrollo y crecimiento– escenarios políticos estables y sin sobresaltos, y los escenarios políticos inestables y con sobresaltos no se corresponden con entornos proclives a la inteligencia empresarial y a la creación de valor. España no lo tiene muy claro y la economía lo está notando y lo va a notar más en el futuro. 

No suena a muy razonable que los políticos celebren los 37 años de la Constitución cuando las empresas no encuentran ni comprenden las razones para esa celebración. Nuestra Constitución –a la vista de su experiencia y de los acontecimientos ocurridos en su proximidad– no ha funcionado bien ni está entre las mejores opciones que España debió considerar para su elaboración. 

Seguramente nos hubiera bastado con una Constitución igual a la de cualquier país europeo occidental más avanzado que nosotros. Nos hubiera bastado con copiar bien una buena Constitución con experiencia y con historia. Pero España –en el año 1978– decidió inventar una nueva. Y en política, para ciertos países –entre los que se encuentra España– es mucho más seguro copiar que inventar. 

Cuando se copia, se tiene una referencia. Cuando se inventa, no se sabe dónde se puede acabar y, a la vista de la experiencia, España no sabe –en estos momentos– dónde se puede acabar. 

La España de las Autonomías no ha sido un buen invento, y ahora se mueve hacia nadie sabe dónde, y las empresas necesitan saber hacia dónde se mueve la política. 

La Constitución Española fue la constitución de las diferenciasy eso siempre tiene riesgosporque una Constitución debe estar basada en coincidencias. En esos territorios, sólo se puede ejercer de diferente cuando se ha demostrado la capacidad de ser igual, y en España parece que todo el mundo sabe y quiere ser diferente y nadie –o casi nadie– sabe y quiere ser igual. Y las empresasen las referencias políticasnecesitan mucho más de coincidencias que de diferencias.

José Luis Méler y de Ugarte
Presidente