Esta frase tiene sentido, como la reflexión de que en las epidemias históricas se confinaba a los enfermos, no a los sanos.

Me extraña lo poco que el feminismo radical ha publicitado el éxito de las excelentes dirigentes políticas que han conseguido dominar el COVID-19 en sus países con alguno de los mejores resultados mundiales en los dos criterios fundamentales: el sanitario y el económico.

Estas dirigentes políticas exitosas merecen ser reconocidas. Son las primeras ministras Tsai Ing-wen (Taiwán), Jacinda Arden (Nueva Zelanda), Sanna Marin (Finlandia), Angela Merkel (Alemania), Katrin Jacobsdóttir (Islandia), Erna Solberg (Noruega) y Helle Thorning-Smichdt Dinamarca).

¿Cuál fue su estrategia? No dedicarse a la ideología, sino a gobernar utilizando la triada exitosa:  testar, aislar los contagiados y buscar los contactos de estos infectados, que sirve para confinar los virus y a las personas contagiadas. Impusieron desde el principio el cierre inmediato de fronteras, el uso de mascarilla y la realización de pruebas PCR. Asimismo, han hecho uso también de las llamadas Arcas de Noe (como pueden ser los hoteles en Madrid) para no congestionar con casos no graves los hospitales, dotación de instrumental médico, protección con equipos adecuados a los sanitarios y profesionales especiales, atención especial a las poblaciones vulnerables, y medidas de confinamiento limitadas.

Sería cruel hacer comparaciones

Naturalmente todo esto es a toro pasado y es muy cómodo opinar cuando los hechos se han producido y puedes comparar las estrategias de los distintos países y sus resultados.

Pero qué envidia dan los que cuando se anunció que venía el toro, entraron por precaución en el burladero y desde allí tomaron buenas medidas previsoras (entre otras la de tener desde el primer día suficientes stocks de mascarillas, test, epis, equipos sanitarios etc.) y eligieron la estrategia exitosa. Enhorabuena a esos políticos que acertaron bien aconsejados por expertos verdaderamente competentes e independientes.

Y qué pena dan los que cuando se anunció que venía el toro no hicieron caso, manifestándose irresponsablemente, no haciendo acopio de stocks. Naturalmente el toro les embistió. Nos embistió. Consecuencia, más de tres meses en la enfermería.

Pero somos optimistas, aunque nuestro país escogió la estrategia perdedora y estamos en la cola europea del binomio fallecimientos/economía, por fin hemos empezado a poner en práctica la que he llamado la triada exitosa y hasta a usar obligatoriamente mascarillas. Lograremos dominar el virus como los países asiáticos y oceánicos, los nórdicos, Polonia, Austria Eslovaquia etc.  solo que con tres meses de retraso y con una de las economías más colapsadas del mundo.

Y además como hemos dicho que somos optimistas, ¿por qué no esperar que este virus pierda ya pronto su virulencia como ha pasado en otras pandemias?

 

Eduardo Rodríguez Rovira
Presidente de Honor