No gusta utilizar la expresión “segunda ola del COVID-19”, por eso utilizo la palabra rebrotes, para no molestar.

La zona caliente se está trasladando ahora a los Centros de Atención Primaria, cuando antes eran las UCIs y los hospitales. Ya durante los momentos críticos de la pandemia se manifestaron las carencias en medios personales y materiales de la primera línea de actuación sanitaria. Que a estas fechas no estén resueltos sus problemas nos parece incomprensible. ¿Hay en estos momentos otra prioridad más importante? ¿Cómo se puede compaginar esta necesidad con profesionales sanitarios en paro o teniéndose que expatriar?

Pero si sigue la escalada de contagios, nos volverá a preocupar la situación de los hospitales, no como en la crisis, pues los infectados no llegan tan mal como antes y la proporción de ingreso en las UCIs es mucho menor, seguramente porque la edad media de contagio ha bajado considerablemente, se han tomado medidas en las Residencias y los mayores sí estamos muy concienciados a diferencia de la gente joven.

Se ha fortalecido el Ministerio de Sanidad con una Secretaría de Estado para mejorar, entre otras funciones, la coordinación con las Comunidades Autónomas, tan necesaria como se ha evidenciado. La persona al cargo no sabemos si tiene conocimientos profundos de filosofía, pero sí de medicina, que para el puesto nos parecen muy convenientes, ha ocupado cargos relevantes en el Sistema, por lo que conoce su funcionamiento y precisamente ha tenido responsabilidad directa y personal en el rastreo de contagios. Esto es lo que esperamos de alguien al mando de una responsabilidad tan técnica como es la sanidad, que venga ya aprendida.

También se ha creado la Secretaría General de Salud Digital para dirigir el cambio en esta área reconocida como estratégica en el Pacto de Estado por la sanidad que pide un plan de renovación tecnológica. Es inconcebible que el Sistema no permita todavía el acceso a la Historia Clínica de una persona que acuda a la asistencia sanitaria hospitalaria por urgencias en otra Comunidad. Esperamos que este ejemplo tan básico de funcionamiento de un sistema, resuelto hace muchos años en el mundo empresarial a nivel global, quede resuelto como afortunadamente ha ocurrido con la posibilidad de obtener por fin los medicamentos prescritos en toda España fuera de la Comunidad de residencia habitual. Una de sus misiones inmediatas será impulsar la aplicación de rastreo Radar Covid que mejora la detección de los rastreadores personales, función en la encontrará sin duda el apoyo de la nueva Secretaria de Estado. Otra área en la que encontrará el apoyo decidido de la Secretaria de Estado será en la mejora del sistema de información con las Comunidades Autónomas, que es urgente abordarlo porque  ¿qué garantía tenemos en la información oficial, si ni siquiera sabemos contar los muertos?

La satisfacción ha sido general porque el Ministerio de Sanidad -independientemente del nombre oficial que tenga este año y que no quiero aprender- vuelva a ser un verdadero Ministerio y no una carcasa vacía de contenido, como alguien ha dicho. Con todo el respeto a los funcionarios y técnicos actuales que no tienen la culpa de su desmantelamiento pasado.

Ya solo falta poner en marcha una verdadera Agencia Nacional de Salud Pública.

 

Eduardo Rodríguez Rovira
Presidente de Honor de CEOMA