LOS PROTAGONISTAS DE LA CRISIS

(Madrid, 20 de julio de 2016). En mayo de 1988, Ronald Reagan creó el Instituto Federal de Calidad. Su misión era buscar maneras de incrementar la productividad del Gobierno. El equipo encargado de realizar las investigaciones y proponer los planteamientos llegó a la conclusión de que la manera más eficaz de incrementar la productividad del Gobierno era concentrarse en mejorar la calidad de las funciones de gobierno y –sobre todo– reducirlas. No hizo mucho más. 

Años más tarde, Tony Blair dijo que era necesario mejorar el ejercicio de la función pública, y afirmó que ello conllevaría una considerable reducción del número de funcionarios públicos. Realizó algunos tímidos movimientos en esa dirección y encontró serias dificultades en materializar la idea. Le costó el puesto.

José María Aznar –en la campaña que le llevó a su primera victoria electoral– habló de sanear la democracia y de mejorar el ejercicio de la función pública, y mencionó el tema repetidas veces en sus primeros meses de Gobierno. Prácticamente, no hizo nada al respecto en las dos Legislaturas en que gobernó. 

Sarkozy se refirió varias veces a lo mismo desde que ganó las elecciones –con afirmaciones contundentes- pero parece que los proyectos encontraron dificultades en concretarse y se retrasaron en beneficio de asuntos aparentemente más urgentes. 

Ahora, una buena parte del mundo occidental está inmerso en una crisis y –salvo excepciones interesadas– cada día se encuentran más relaciones entre la crisis, las funciones de Gobierno y el ejercicio de la función pública. La economía se ha deteriorado por la mala política y las malas relaciones entre la política y la sociedad. 

Los políticos han empleado una colección infinita de términos para denominarla –una serie de razones para explicarla– y unas acciones vacías para mitigarla. Pero siempre sitúan la crisis en los territorios de una economía que sólo existe en sus mentes y –por supuesto– lejos de sus acciones y de la relación con sus responsabilidades. Pero la clase política está acabando con la economía, y los datos dicen que más la izquierda que la derecha. 

José Luis Méler y de Ugarte

Ex-presidente