La Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España (UDP) y la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (CEOMA) solicitan a las autoridades establecer criterios alejados del «edadismo» y no prolongar el confinamiento de las personas mayores sin patologías previa

 

«No se nos puede discriminar por ser mayores». Así de claro se muestra José Carlos Baura, vocal de la junta directiva de la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España (UDP), cuya entidad, junto a la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (CEOMA), solicita a las autoridades a establecer criterios alejados del «edadismo» y no prolongar el confinamiento de las personas mayores sin patologías previas, más allá del que se disponga para el resto de la ciudadanía. Y es que, aunque no se sabe nada de cómo será la desescalada de la población española, sí hay informaciones que apuntan a la posibilidad de que la población mayor de 65 años sean los últimos en salir.

«La mayoría de las personas mayores estamos en buenas condiciones», recuerda Baura. «No solo por cumplir años tenemos que estar recluidos, sino todo lo contrario. Los mayores debemos llevar una vida activa», asegura. De hecho, la OMS recomienda un envejecimiento saludable, por lo que UDP y CEOMA consideran que agrupar a la población mayor solo responde a criterios de edad, lo cual va en contra de la dirección de las políticas sociales.

«El gran error es confundir a las personas mayores por la edad. Quienes estén bien, deben llevar una vida normal. Encerrarnos a todos no es una buena idea», afirma el responsable de UDP.

«Las personas tenemos una edad cronológica, otra biológica y otra funcional o clínica. Todas son distintas y es muy raro que coincidan», explica el doctor Juan Manuel Martínez Gómez, presidente de CEOMA, que también insiste en no meter a los mayores «en el mismo saco». «Es verdad que el coronavirus está siendo más agresivo con las personas de más de 65 años pero no se puede generalizar», advierte, ya que no todos ellos cuentan con patologías previas. «Por ello, no pueden ser los últimos en salir». Por tanto, la situación clínica, no la edad, de cada persona es lo que debería definir si pueden o no ir a la calle.

 UDP y CEOMA aseguran que no se puede obligar a las personas que tienen más de 65 años a permanecer aisladas en sus lugares de residencia por tiempo indefinido bajo el criterio de su «edad avanzada» porque se condena a miles de personas a permanecer aisladas, agravando su situación, si cabe más, y dando lugar a situaciones de vulnerabilidad y soledad.

«El colectivo de personas mayores no es sinónimo de vulnerabilidad por el hecho de cumplir años», afirman ambas entidades en un comunicado conjunto. Antes que nada, recuerdan que son «ciudadanos de pleno derecho, con derechos y deberes».

«Es una condena que solo por la edad tengamos que estar confinados», indica Baura. «El problema -insiste- están en pensar que todos los mayores somos iguales y meternos en un mismo saco como si fuésemos vulnerables».

La sobreprotección, aseguran, «conlleva y fomenta los falsos estereotipos y una visión distorsionada, paternalista, uniforme y negativa de un colectivo que se caracteriza por la diversidad, integrado por personas con características y necesidades muy diferentes». Recuerdan que «la gran mayoría de personas mayores» son «autónomas» y que «el mero hecho de cumplir años no las hace iguales».

Problemas psicológicos

«Pero también hay otra cosa que no entienden», apunta el doctor Martínez Gómez. «El 20% de los mayores viven solos. Hablamos de casi 2.000.000 de personas. La soledad causa trastornos cognitivos, demencias, problemas psicológicos importantes que se agravan mucho más en una situación de confinamiento como la de ahora. A todo ello se le suma a que los mayores viven en sitios donde apenas se pueden mover».

Por ello, el presidente de CEOMA apela «a la conciencia de cada uno». «Yo tengo 75 años. No tengo problema alguno de salud. ¿Por qué no voy a poder salir a la calle hasta finales de año?», se pregunta. «Cada mayor sabe en qué condiciones está, si puede o no salir. Hay que educar en sanidad a la sociedad. Es solo sentido común».

Residencias de mayores

UDP y CEOMA consideran que en las residencias de mayores, donde residen personas de 80 años (375.000 en España) con pluripatología y dependencia, se deberían aplicar los test de detección del virus «para saber los positivos y los negativos». A estos últimos, se les debería dar alternativas, como regresar temporalmente con sus familiares, o habilitar zonas previamente desinfectadas de la residencia.

«En las residencias vivían 355.000 mayores, de los que han muerto más de 14.000. Se tenían que haber tomado medidas preventivas, haberles tratado adecuadamente, así como a los empleados», lamenta el presidente de CEOMA. «Una residencia de mayores no es un hospital: carecen de recursos», añade.

«A los positivos, se les debería trasladar a otros centros sanitarios y ser sometidos, al igual que el resto de ciudadanos, al tratamiento mas adecuado para resolver su situación clínica», informan en el comunicado, porque «todas las personas merecemos respeto y un trato digno, sea cual sea nuestra edad o nuestra necesidad de apoyos».

«Los mayores de 65 años somos un 20% de la sociedad y en unos años, en 2050, en vez de ser 9 millones, seremos casi 15 millones de mayores de 65 años. Somos una parte del grupo de población cada vez más importante pero a la administración eso les tiene sin cuidado», opina el doctor.

 

Fuente: ABC Familia