(Madrid, 19 de septiembre de 2018) En el marco del ‘Día Mundial del Alzheimer’, CEOMA (Confederación Española de Organizaciones de Mayores) de la mano del Director Técnico del programa ‘Desatar al Anciano y al Enfermo de Alzheimer’ el Dr. Antonio Burgueño Torijano, anima a las residencias a ser centros amigables para las personas con Alzheimer o demencia. En estos centros los mayores están tranquilos, encuentran apoyo para paliar las deficiencias que van adquiriendo en su proceso, realizan actividades específicas que ayuden en sus patologías y reciben un trato empático, respetuoso y digno.

Hay un punto de no retorno en un proceso de demencia, a partir del cual ningún tratamiento que se desarrolle será efectivo para retornar a la persona a una situación previa, y cuando aparecen conductas desafiantes, agresiones, resistencia a los cuidados, e incluso episodios de agitación, las personas pueden requerir ser atendidas en entornos institucionales controlados y con profesionales especializados.

Pero lo cierto es que los centros españoles, salvo dignas excepciones que conocemos, son deficitarios para acoger de forma humana a las personas que padecen esos procesos, y por tanto no son capaces de proporcionarles una calidad de vida aceptable.

Hoy, se habla y se escribe mucho sobre la atención centrada en la persona con demencia, y algunas líneas de promoción de ese modelo es su aplicación en las residencias. De hecho son ya muchos los centros que afirman estar aplicándolo, en los que se puede observar que no cumple unos mínimos de medidas protésicas ambientales, ni mínimos de seguridad física pasiva, ni mínimos de diferentes ambientes para distintas necesidades en distintas etapas o momentos del día, ni mínimos de conocimientos para discernir a qué responde una conducta, o al menos ver a la mayoría de las conductas como un lenguaje de comunicación, de expresión de las personas con demencia avanzada, y a pesar de esas deficiencias afirman que están aplicando un modelo de atención centrada en la persona siguiendo los parámetros que les recomiendan los expertos en ACP. Centros sin circuitos de vagabundeo definidos, sin posibilidad de actividad espontánea no dirigida, sin programas como “encuentro mi habitación, o salgo al aire libre durante al menos 30 minutos al día, al menos 5 días a la semana, y un largo etc. de programas, adecuaciones, y ajustes organizativos que logran que el centro sea más amigable para las personas con demencia, en cuyo contexto entonces sí se puede aplicar un modelo de atención centrada en la persona, que de verdad responda a sus necesidades y preferencias, siempre por supuesto en un escenario libre de sujeciones utilizadas por deficiencias o por conveniencia.

Hoy en día se considera como uno de los principales indicadores de calidad de vida en personas con demencia avanzada, los síntomas psicológicos y conductuales (SPCD) que presentan, la incidencia y, sobre todo, la prevalencia de los mismos.

Si las personas con demencia avanzada son institucionalizadas, lo obligado es que esas personas puedan vivir lo más dignamente en los centros, dentro de lo posible, y con la mayor calidad alcanzable.

Cubrir esa necesidad, de esas personas en especial, es a lo que quiere contribuir nuestro proyecto, pues queremos ayudar a que los centros que acogen a personas con demencias avanzadas, mayoritariamente residencias de ancianos, sean capaces de tener unas condiciones que propicien que esas personas vivan en ellos con una calidad de vida aceptable.

Sabemos que la prevalencia de síntomas psicológicos y conductuales que presentan esas personas institucionalizadas es elevada, y que muchos de esos síntomas responden a aspectos ambientales, de entornos, y a aspectos de trato y comprensión (empatía) por parte de los profesionales asistenciales de las residencias.

Si bien existen proyectos para mejorar la calidad de vida, en general, de las personas que viven en residencias, lo cierto es que proyectos enfocados a personas con demencia avanzada, observando sus síntomas psicológicos y conductuales, para decidir qué ajustes ambientales, organizativos, y de conocimientos son necesarios, no existen muchos. Algunas entidades están trabajando en que sus centros sean más amigables para las personas con demencia, es el caso de todas las que han apostado por la erradicación del uso de sujeciones físicas.

Lo que se busca con el proyecto “centros más amigables para las personas con demencia”, de nuestro Programa, es ir más allá del desatar, sin dejar de considerar la erradicación de las sujeciones como un estándar de oro básico. Proponemos a los centros las mejoras que hemos ido desarrollando en los últimos años, tanto de carácter ambiental como organizativo, y de formación.

Partiendo de la base de que las conductas que más frecuentemente presentan las personas con demencia son señales de que a la persona le ocurre algo, o necesita algo, a modo de un lenguaje, la clave de que un centro responda de forma amigable es que exista una especial capacidad de sus profesionales de comprender esas conductas, y que la organización de las tareas de cuidado se enfoquen a cubrir sus posibles necesidades de una forma empática, así como que las personas puedan estar en el entorno más adecuado.

El objetivo es medible a través de la prevalencia de síntomas psicológicos y conductuales que presentan esas personas, más en concreto conductas reactivas o responsivas, al entender que esas conductas expresan necesidades no cubiertas, o interacción conflictiva con el entorno o cuidadores.

Se notará que un centro o unidad es más amigable con las personas con demencia cuando cumpla con una serie de estándares, organizativos y ambientales.